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viernes, 18 de marzo de 2011

Cadenas de valor, una opción para el crecimiento

Estimado lector:

¿Has escuchado alguna vez el término “Pepsi-Coquita”?, yo sí, esto sucedió en una sesión de colegas de profesión en una charla técnica. En esa ocasión me divertí de lo lindo por la ocurrencia del expositor del tema, pero ahora en estas épocas de crisis resulta muy trascendental esa “formula” de hacer negocios, ya que de eso depende que las organizaciones puedan seguir produciendo/vendiendo y generando ingresos.

Dicho lo anterior, la interrogante sería: ¿Qué es una cadena de valor?, una respuesta sencilla y sin tanto tecnicismo, es una opción muy práctica de llevar a cabo negocios en forma conjunta con personas u organizaciones con afinidad o complementación a lo que nosotros nos dedicamos, y en la cual, el fin primordial es el famoso ganar – ganarsin perder cada una de las partes su esencia.

Para ello, la cadena de valor –desde mi particular punto de vista- debe revestirse, entre otros; de los siguientes atributos:

1. Visión afín y compartida del entorno que rodea al servicio o bien a ofrecer.

2. Complementación de fortalezas y esfuerzos conjuntos.

3. Actitud de servicio integral.

4. Mejora en procesos de entrega y/o prestación de servicios y atención de clientes.

5. Mejora en precios, lo cual de entrada es una ventaja competitiva respecto de otros productores y/o prestadores de servicios.

6. División de ganancias (no olviden el famoso ganar –ganar y que la escoba barre para los dos lados).

Luego entonces esa famosa frase “Pepsi-coquita” aún y cuando puede evocarnos una idea de competencia frenética y cruel, la quiero encauzar dentro del enfoque de complementación, en donde cada uno de los servicios que ofrecemos al estar en “simbiosis” con otros, nos permiten sortear las dificultades financieras que se nos presenten en un momento determinado, por ejemplo: Si eres una empresa que se dedica a la venta de insumos, materia prima, etc., puedes llevar a cabo tu cadena de valor con empresas que se dediquen a la transportación o fletes, con ello darás una eficiencia en tus operaciones pues al no tener que “invertir”en equipo de transporte, tampoco te meterás en un área que tal vez no domines y que te lleve a perder la esencia de tu negocio.

Otro ejemplo de cadena de valor lo son las que llevan a cabo empresas de venta de Software administrativo (contabilidad, nóminas, etc.) con profesionistas que tengan la habilidad para el manejo y facilidad para transmitir el conocimiento y operatividad de ellos, por esta razón; ésta simbiosis puede resultar muy interesante de llevar a cabo, pues el margen de utilidad para las partes resultará muy atractivo por el bajo costo de inversión, así como tiempo de trabajo, seguramente bien administrado, dará trabajo para ambas partes por un periodo de tiempo prolongado (mientras prevalezca la esencia del ganar – ganar).

No quiero extenderme en el tema, seguramente la idea queda como punto de partida, para iniciar esta labor, podrán leer que la esencia de la cadena de valor es la de complementar nuestras fortalezas en nuestra Industria, comercio o prestación de servicios en el cual tengamos presencia, resulta trascendental que se comparta la filosofía del bien común, anteponiendo para ello, el profesionalismo, ética, trabajo en equipo, honestidad y otros valores que ayuden en el tema.

¡Inicien su cadena de valor!, adiós crisis…

CPC y MI Juan Gabriel Muñoz López


Twitter: @gabriel_fiscal

viernes, 11 de marzo de 2011

El valor del anillo

Estimados lectores:

El día de hoy les traigo una reflexión acerca del valor que tenemos como seres humanos y que en ocasiones no es apreciado con exactitud -ni por nosotros mismos- sino hasta que llegamos las personas adecuadas, espero que sea de su agrado.

Cierto día llegó un alumno con su maestro un poco preocupado por un problema que tenía: -Estoy aquí profesor, porque me siento muy inferior y no tengo voluntad para llevar a cabo algo-, -además; me dicen que no sirvo para nada y que carezco de capacidad intelectual para enfrentar hasta el más mínimo reto- ¡Me siento muy mal conmigo mismo!, dígame: ¿Qué puedo hacer para mejorar?.

El profesor sin mirarlo, le dijo: -Lo siento mucho, no te puedo ayudar en éste momento-, primero debes apoyarme a resolver mi problema propio y tal vez después..., bueno, si tu me ayudas antes lo más pronto posible, quizá me dé un tiempo para analizar en tu caso.

-Claro, profesor murmuró el joven-, aunque un poco desmoralizado por la falta de tacto para su situación.

El profesor sacó de su dedo un pequeño anillo, lo puso en la mano del joven y le dijo: Ve lo más pronto posible al mercado municipal y trata de venderlo -al mayor precio posible, de preferencia pide una moneda de oro por él-, tengo deudas que saldar y esto me servirá para mi propósito. Regresa pronto.

Sin más demora aquél joven ofreció el objeto a los mercaderes y aunque lo miraban, no le ofrecían gran cosa por el anillo. Transcurrió el tiempo sin resultado alguno hasta que un comerciante le dijo en un plano amigable: ¡te daré dos monedas de plata por él, es lo más que puedo hacer por tí!, la moneda de oro que pides es demasiado.

Al escuchar la oferta, nuestro amigo el joven permaneció incolumne en el encargo conferido y desecho la oferta. Abatido por el fracaso, regresó con su maestro deseando tener una moneda de oro el mismo para terminar de una vez por todas con su tarea y a su vez; recibir por fin la atención de su mentor.

Maestro le he fallado nuevamente, es imposible conseguir la moneda de oro, lo más que me ofrecieron fueron dos monedas de plata por ella y lo rechace, es difícil engañar a los mercaderes con ese precio.

Al escuchar estas palabras de su entenado, el maestro se dirigió con una amable sonrisa y le dijo: ¿Sabes tu realmente el valor del anillo? -no, maestro, respondió el acongojado alumno-, mira; le secundo su mentor, acude ahora con el valuador que está en el pueblo contiguo y él te dirá cuanto vale, ve rápido, no tardes.


Nuevamente el alumno emprendió el camino ahora con la consigna de saber el valor de aquél anillo para salir de dudas también. Al llegar con el valuador, saco de su bolsa el objeto y le solicitó un precio.


El valuador asombrado le comentó al alumno, ¿De dónde has sacado esto? ¡Esto vale cuando menos 10 monedas de oro, te lo compro...!, el alumno absorto ante tal noticia negó la transacción, pues debía tener la anuencia de su mentor, así que corrió desesperadamente de regreso para comentar este gran suceso. Al llegar a la escuela nuevamente y un poco exaltado le recitaba palabras a su maestro en forma atropellada, el Maestro conservando la calma le dijo: Mi estimado alumno, el valor del anillo para mí es incalculable y por ello, no lo vendo ni aún en 10 monedas de oro, gracias por ayudarme con mi encargo, ahora, en agradecimiento te ayudaré con tu problema mi estimado amigo.


Deja comentarte que el anillo que te pedí vender y valuar eres tú, tú eres ese preciado objeto y en el primer ejemplo, la gente habla de ti sin sentido, te menosprecia y no sabe realmente valuar tus cualidades, en el segundo supuesto, tú mismo eres ese valuador, el cual ha descubierto el real valor que tienes como persona. ahora ve a casa estimado alumno mío y reflexiona sobre ello...


Estimado lectores, no hay nada más valioso que nuestra misma percepción de nosotros mismos, los demás podrán "asignarnos un valor", el más importante y valioso es el que tengas de ti mismo.


Espero que te haya gustado la historia y te ayude a superarte. ¡Eres lo más grande de la creación y debes por aprecio a ti mismo, corresponderte!.


Saludos cordiales.


CPC y MI Juan Gabriel Muñoz López
Consultor Fiscal


gabriel_fiscal@hotmail.com


twitter:  @gabriel_fiscal












viernes, 4 de marzo de 2011

El perrito en la sabana de Africa

Saludos estimados lectores:

Este artículo de hoy viernes 4 de marzo 2011 va dedicado para mi seguidora 600 en twitter (@DORIZRAM) en especial y para todos mis grandes amigos también, espero que les guste. Asimismo, le agradezco a mi gran colega el CPC y MI José Javier Rodríguez Ochoa por contribuir a la inspiración del artículo.

Cierto día, el cazador decidió visitar la sabana del África para acrecentar su colección de trofeos (no comparto mucho esa opinión pero es una simple fábula, ¿Ok?), para ello, entre sus aditamentos, accesorios y lo necesario para su viaje; incluyo a su perro de caza un hermoso animal y hábil para estos propósitos, con él, la cacería estaría garantizada.

Una vez llegado a la sabana, típico, el perro se distrajo oliendo aquella multitud de nuevos aromas y sin meditarlo se comenzó a alejar de su dueño hasta perderse entre la fauna y vegetación del lugar. transcurrieron los minutos y de pronto se percató que se encontraba sólo y perdido en aquel lugar lleno de peligros.

Para colmo de males, de pronto en las inmediaciones del lugar se encontraba un leopardo, temido por su arte de acechar a sus enemigos sin que lo noten, pero nuestro amigo el perro confiado en la agudeza de su olfato e instinto se preparó para lo más terrible de la situación, de pronto, el perro divisó unos huesos de algún animal que previamente había sufrido una muerte terrible y con su ingenio levanto la voz para que el leopardo escuchara: ¡Que sabroso leopardo me acabo de comer¡ ¡que deliciosos huesos estoy disfrutando¡. El leopardo al escuchar esto pensó para sí: ¡mejor no me le acerco a ese animal extraño, no sea que también me coma! y sin pensarlo se retiro del lugar.

Típico, el chango metiche que estaba observando la escena arriba de un árbol, fue en busca del leopardo para contarle del engaño en que había caído por parte del perro, ¡espera le gritó el chango! ¡el perro te ha engañado! regresa para vengar esta afrenta. el Leopardo, herido en su orgullo de cazador y muy furioso rugió las siguientes palabras: ¡Ven chango, sube a mi lomo, iremos los dos juntos para demostrarle al perro quien manda aquí! y si más tardanza regresaron en busca del can.

Al verse nuevamente en aprietos y ahora con dos animales con quienes lidiar, el perro lejos de huir despavorido del lugar, con mente tranquila y ante la situación difícil, volvió a morder los mismos huesos y ladrando dijo las siguientes palabras para que las escucharan sus agresores: ¡Maldito chango que mande a buscar otro leopardo para comer! ¿Por qué tardará tanto en traerlo? ¡tengo mucha hambre!...

Pues bien estimado amigos y lectores, ante lo difícil que se nos puedan plantear las situaciones o problemas en nuestra vida profesional, laboral, familiar o de otra naturaleza, debemos conservar la calma y no huir a los problemas, antes bien, con ingenio e imaginación debemos resolverlas.

Una mente estratégica, bien cultivada y entrenada nos sacará de las situaciones más difíciles que se nos puedan presentar, sigan de manera pro activa acrecentando su preparación, el día menos pensado los sacará a flote de cualquier adversidad.

Saludos cordiales.


CPC y MI Juan Gabriel Muñoz López
Consultor Fiscal

email: gabriel_fiscal@hotmail.com

twitter:  @gabriel_fiscal



jueves, 3 de marzo de 2011

Adiós Papá Sueldo

Muy estimados amigos y lectores:

¿Qué tipo de mensaje les dice el título?, bueno, les compartiré la experiencia de “Juan” acerca de las vicisitudes que le orillaron a tomar una importante decisión de vida.

¿Cuántas veces no nos hemos preguntado durante nuestra corta vida laboral cuál es la mejor opción para triunfar y crecer?, bueno, la respuesta la obtuvo “Juan” después de vivir el éxito y también la caída en su actuar profesional. Esta retrospectiva y experiencia de vida que me comparte “Juan” y de la cual también recibí autorización para compartirla con ustedes, nos permitirá vivir en cabeza ajena lo sucedido, así como analizar los pros y contras que conllevan el decirle adiós a “Papá sueldo”.

Dentro del ámbito profesional o laborar, las personas se enfrentan día a día con una serie de situaciones o condicionantes que van creando alegrías, descontentos, stress, etc., pero la más importante tal vez sea la voz en el interior de cada una de ellas que dice: “No hay crecimiento”, “Lo que percibo no me es suficiente para cubrir mis necesidades básicas”, “Ya no me gusta este trabajo”, “Merezco algo mejor”, etc.

Derivado de ésta problemática “existencial”, “Juan” se enfrentó en su momento a la terrible decisión de “cambiar de aires” en aras de una mejor oportunidad laboral, para ello; debo comentarles que donde trabajaba tenía un sueldo que recibía cada semana, si no lujoso, sí decoroso que le cubría sus necesidades y al que llamó “Papa sueldo”, pero que profesionalmente no le representaba ningún crecimiento sino estancamiento, ya que éste se devengaba (pero no se ganaba en ocasiones) por el simple transcurso del tiempo. 

“Papá sueldo” siguió haciendo de las suyas como cada semana, impidiendo ver que para crecer profesionalmente se deben observar otro tipo de cualidades o actitudes/acciones ante la vida, tales como: capacitación continua, innovación, don de gente, relaciones públicas, “ganar la chuleta” todos los días, creer en tus habilidades, etc. Derivado de ello y ante la disyuntiva de cambiar de trabajo o permanecer donde mismo, se inclinó por la primera de las opciones ya que fue aceptado mediante un proceso de selección y reclutamiento y se vislumbraba por fin la posibilidad de crecimiento tan anhelada.

O sorpresa menuda para “Juan”, llegó a un mundo nuevo con más problemas de los que acostumbraba resolver y en el aspecto económico el tan buscado crecimiento se vino abajo, ¿Qué sucedió después de quedarse como el perro de las dos tortas de aquél excelente refrán?, no le quedó más remedio que despedirse de “Papá sueldo” para tomar en sus manos las riendas de su vida y la de su familia (bajo una terrible depresión y shock inicial por haber sucedido tan rápido el cambio entre trabajos y quedarse sin ninguno de ellos) para iniciar el camino de la “independencia”, forzada claro está.

Es necesario comentarles que el inicio no fue nada sencillo para “Juan”, tuvo que tocar varias puertas y comenzar a relacionarse por sí sólo (en ocasiones bajo recomendación de los escasos contactos existentes), pues no es lo mismo tener todo bajo la tutela de un empleador que buscar abrir mercado y ser el arquitecto de su propio destino.

Hoy a casi un año de esa amarga pero tan necesaria experiencia de vida, “Juan” nos comparte su decálogo de éxito bajo las siguientes premisas:

  1. Nunca tengas miedo de ser emprendedor, pues las mejores “empresas” vienen de situaciones difíciles y nos forjan con temple.
  1. Siempre mantente actualizado o capacitado y siembra para el futuro, lo que equivale a “Vacía tus bolsillos en tu mente, que tu mente llenará tus bolsillos”, pero vive la experiencia día con día. 
  1. Aprende a relacionarte con el medio que te rodea, se sincero y convincente en tu actuar ya que los resultados hablan por sí solos. Aprende y comparte con colegas y con todas las personas que te rodean, de ellos puedes crear cadenas de valor. 
  1. No dejes de generar ideas u oportunidades de negocio. De cada tres una se concreta, pero la que se concreta te da el impulso para implementar la siguiente y al cabo de un tiempo tienes un efecto de “bola de nieve” favorable. Eso sí, analiza concienzudamente cada oportunidad y maneja siempre la premisa “ganar-ganar” para todas las partes involucradas. 
  1. Invierte los recursos que generes en un fondo para contingencias, en otras palabras administra adecuadamente tus ingresos y gastos y crea ahorro. 
  1. Dile adiós a “Papá sueldo” para darle la bienvenida a “la chuleta de cada día”, eso te hará más productivo y te hará valorar más tu trabajo diario. 
  1. Diversifica tus servicios para que no te quedes como el “perro de las dos tortas” y tenga un ingreso continuo, utiliza el ejemplo de la matriz BCG del famoso análisis DOFA. 
  1. Confía siempre en tus habilidades, aplícalas y púlelas día con día. 
  1. Aprovecha las bondades de las redes sociales y trabaja con ellas creando contactos favorables a tus proyectos de vida. 
  1. Muy importante, ¡Nunca pierdas la Fe en ti mismo! y mantén la esperanza en cada proyecto que lleves a cabo.
Después de esta experiencia de vida que me compartió “Juan”, es que analizo día a día mi actuar profesional y que los invito estimados lectores para que también le digan adiós a “Papa sueldo” para darle la bienvenida a una vida mucho mejor y más productiva, seguramente después de esto verás la vida de otra forma.


“Vive día a día la experiencia de ser mejor y más productivo”.

Saludos cordiales

CPC y MI Juan Gabriel Muñoz López
Consultor Fiscal

email: gabriel_fiscal@hotmail.com

twitter: @gabriel_fiscal